PERIODONCIA
Es una enfermedad crónica causada por bacterias que habitualmente viven en nuestra boca, pero que han crecido de un modo inadecuado debido a la predisposición individual del paciente (en ocasiones hereditaria), o por malos hábitos higiénicos. La progresión de la enfermedad es cíclica, con brotes periódicos que provocan la destrucción de los tejidos que sirven de soporte del diente.
En una encía sana existe un sellado firme y estable alrededor del diente que sella la posible entrada de bacterias tanto a los tejidos blandos como al hueso alrededor del mismo. Cuando la enfermedad periodontal está presente, este sellado se hace frágil o se pierde y las bacterias junto a sus productos de desecho provocan la inflamación de los tejidos gingivales y la reabsorción del hueso que da soporte al diente, siendo necesario un alisado y raspaje radicular para devolver la estabilidad al tejido gingival y al sellado del mismo alrededor del diente eliminando todo signo de inflamación en el tejido que lo soporta.
Si lo desea, puede solicitar que se le aplique sedación en cualquiera de estas intervenciones. La clínica dispone de un equipo de anestesistas para llevarlo a cabo. La sedación consciente es una técnica en la que se administran fármacos al paciente (vía intravenosa) para conseguir un estado de relajación tal que permite la colaboración con el odontólogo pero en un estado tan relajado que hace que el paciente viva la experiencia de una forma confortable.
Actualmente se distinguen dos grandes grupos:
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Periodontitis crónica: Es muy frecuente y afecta a personas adultas. Su evolución es lenta, desde que se inicia hasta que se pierde un diente pueden pasar décadas.
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Periodontitis agresiva: Afecta a personas jóvenes, es infrecuente y su evolución es rápida. La velocidad de su avance determina su gravedad.
El tipo de bacteria y la situación inmunológica del paciente son determinantes en el padecimiento de una u otra.
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Tabaco: Disminuye el aporte de sangre a la encía, esto causa que lleguen menos nutrientes y oxígeno a la mucosa gingival, haciendo propicio el ambiente para las bacterias. Además, el humo del cigarrillo afecta a algunas células del Sistema Inmunológico, altera sus propiedades y las infecciones se agravan. Los pacientes con Gingivitis y Periodontitis deberían dejar de fumar. Además, el tabaco “oculta” los signos típicos de la periodontitis como el enrojecimiento y el sangrado. Por eso la encía presenta un aspecto “casi sano” a pesar de tener un saco periodontal profundo.
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Stress:Pueden contribuir a que una periodontitis se agrave. Esto se debe a la baja en la defensa inmunológica.
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Enfermedades sistémicas como: diabetes, osteoporosis, VIH, pacientes trasplantados, etc: Los pacientes con periodontitis y que, además, tienen descompensada su diabetes, tienen mayores riesgos de que la enfermedad periodontal se vuelva agresiva, pues se altera el desorden metabólico que caracteriza a la diabetes.
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Cambios hormonales en la mujer (embarazo y menopausia.): La alteración del sistema hormonal, producida en el embarazo o la pubertad o durante la menopausia, contribuyen a que el ambiente sea favorable para las bacterias.
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Empastes, prótesis, coronas y puentes en mal estado: Los tratamientos odontológicos defectuosos o muy antiguos en ocasiones también pueden favorecer la retención de alimentos y el crecimiento de la placa bacteriana.
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Dientes en mala posición: Los dientes que contactan defectuosamente favorecen la retención de alimentos y el crecimiento de la placa bacteriana.
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Sangrado gingival.
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Mal aliento.
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Hipersensibilidad dental.
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Movilidad o separación en los dientes.
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Dientes más largos o retracción de la encía.
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Pérdida de dientes.
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Sangrado de las encías.
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Inflamación o enrojecimiento fruto de dicha inflamación.
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Aumento de volumen causado por un edema.
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Recesión de la encía, que se puede producir por una periodontitis, por un cepillado continuado demasiado brusco o con cepillos muy duros o por caries, prótesis, coronas y puentes en mal estado y cercanos a la encía (que pueden favorecen la retención de alimentos y el crecimiento de la placa bacteriana).
A este estadio de la enfermedad se le denomina GINGIVITIS. Se trata de un proceso reversible, que de no recibir el tratamiento adecuado progresaría hacia la enfermedad periodontal.
Las bacterias provocan tal deterioro que hace que los dientes pierdan el soporte que los mantiene en su sitio y, con el tiempo, pueden llegar a caerse, siendo ésta la peor consecuencia de la Periodontitis.
Una periodontitis no tratada puede conducir, en casos extremos, a que la persona pierda todas sus piezas dentales.
Otras consecuencias de esta enfermedad son:
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Agravar enfermedades cardiovasculares, aumentando el riesgo de sufrir infartos cardíacos.
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Agravar la diabetes, ya que las inflamaciones crónicas tienden a descompensar el metabolismo de los diabéticos.
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Las embarazadas corren el riesgo de tener bebés con bajo peso neonatal.
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Halitosis (mal aliento).
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Sarro.
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Problemas estéticos por el deterioro de los dientes, el cambio de color y la presencia de sarro, pérdida del contorno normal de la encía.