Tener un diente incluido es un problema bastante habitual. Se produce cuando pasado el tiempo en que debía haber salido una pieza dental, ésta no ha adquirido una posición normal en el maxilar. Los dientes que frecuentemente presentan este tipo de patologías suelen ser las muelas del juicio y los caninos.
El tratamiento que se sigue habitualmente con las muelas del juicio es la extracción quirúrgica, mientras que los caninos pueden en algunas ocasiones ser llevados a su posición correcta mediante ortodoncia.
Por otro lado, cuando quedan fragmentos de raíz en el hueso pertenecientes a dientes ya extraídos es conveniente la extracción de éstas para prevenir infecciones y para poder rehabilitar correctamente de nuevo el diente perdido.
Su nombre técnico es frenectomía o plastia de frenillos, y consiste en eliminar quirúrgicamente el frenillo lingual o los frenillos del labio superior o inferior. La existencia de problemas ortodóncicos, periodontales o dificultades fonéticas suele ser el motivo principal que origina esta intervención quirúrgica.
Los quistes situados en el interior de los huesos maxilares o de los tejidos blandos orales son relativamente frecuentes. Normalmente son benignos y se tratan mediante cirugía oral. En concreto, el tipo de tumores que se suelen encontrar son lipomas, fibromas o pequeños angiomas.
La cirugía preprotésica es aquella dirigida a preparar los tejidos duros (hueso) y los tejidos blandos orales (encía) para, posteriormente, poder colocar una prótesis o un implante y su respectiva prótesis de forma adecuada y duradera.
Cuando se pierde un diente, con el tiempo disminuye la altura y grosor del hueso, y esto provoca que, cuando finalmente se decide colocar el implante dental, si ha pasado un período largo de tiempo, el hueso maxilar no tenga entonces suficiente volumen para retener el implante.
En estos casos, lo adecuado es regenerar el hueso antes de poner el implante, para lo cual, en la Clínica dental Anitua, se emplea el plasma rico en factores de crecimiento, que consiste en regenerar tejido óseo en aquellas zonas en donde se detecta su falta, usando para ello el plasma rico en factores de crecimiento del propio paciente.